miércoles, 2 de marzo de 2011

¿Ha valido la pena la alternancia en la Ciudad?

Tener la razón.
Por Herberto Rodríguez Regordosa

Primera tesis: La democracia sin alternancia no es verdadera democracia; el ejercicio del poder naturalmente desgasta y con el tiempo y si la democracia es funcional, los ciudadanos ejercen su libertad empujando cambios en los partidos y grupos en el poder. Segunda tesis: la alternancia naturalmente genera competencia política; los nuevos gobiernos buscan superar a su antecesor para fortalecer su carrera política, entonces la Ciudad cambia y mejora de manera importante.
Pero ¿Qué mejoras nos ha traído la alternancia en la Ciudad de Puebla? Después de Rafael Cañedo y los hombres del cambio (ó cambiados), con Gabriel Hinojosa, Ingeniero de profesión, empezó la alternancia en Puebla. A pesar de las piedras puestas por Bartlett, Gabriel ha pasado como uno de los gobernantes más honestos, se destacó por intentar profesionalizar la administración de la Ciudad. Su obra emblemática: la pavimentación del Blvd. Hermanos Serdán; con el escaso presupuesto, más no pudo hacer. Gabriel ejerció en sus tres años casi 1.4 mil millones de pesos; 79% más que su antecesor. Alejado del PAN, Gabriel seguirá siempre trabajando desde su trinchera social.
El PAN no pudo repetir y la alternancia nuevamente visitó la Ciudad. Abogado de carrera, el alcalde Marín construyó una imagen popular durante su gobierno, se veía como una gente del pueblo que, gracias a sus propios méritos, había llegado a conquistar la Alcaldía. Sus obras emblemáticas: los famosos cruceros inteligentes, de mucha difusión pero que no resolvieron los problemas estructurales de tráfico de la Angelópolis. Mario Marín ejerció 3.6 mil millones, 158% más que el periodo anterior; se habló de corrupción señalando obras públicas y giros comerciales. Logró ganar la Gubernatura aunque 6 años después, salió muy cuestionado; el mote de precioso lo llevará en la frente un tiempo, luego dicen que la gente olvida.
Perdió el PRI y arribó el controversial Luis Paredes, Arquitecto de profesión, creo que tuvo propuestas interesantes para la Ciudad, sobre todo en su visión urbana y la creación de espacios colegiados de participación; realizó con visión un plan de largo plazo. Su obra emblemática: el paso a desnivel de la Juárez. Se habló de corrupción aunque las acusaciones no prosperaron; sí nos enteramos de una buena vaquita con la finalidad de sustentar su búsqueda por la gubernatura que nunca llegó, de la vaquita nada se supo. Al final Luis se peleó hasta con la cocinera, ni su Ángel Custodio (me gusta la escultura de Sebastián) lo salvó; parece que su ambición desmedida le llevó a romper con los grupos que originalmente le apoyaron, fue dentro del propio PAN donde se hizo de sus enemigos más mordaces; es cierto que en parte Luis se lo ganó, pero también el PAN prefirió salvar el Partido aunque perdiera el gobierno. Ejerció 5.3 mil millones, 47% más. Parece que su carrera política ha terminado, pero nunca se sabe.
De nuevo la señora alternancia. Enrique Dóger del PRI y Odontólogo de profesión, había construido con los recursos de la BUAP (mayores que los del Municipio) y como su Rector, una imagen apartidista, académica y en cierta forma social. Desde mi punto de vista se equivocó con el tema de la concesión del alumbrado público, era una opción interesante aunque mal vendida por su antecesor. La corrupción en su gobierno tuvo nombre y apellido: Beto Ventosa, de quien el propio Enrique terminó siendo víctima. Sus obras emblemáticas: Los pasos a desnivel de Calzada a Zavaleta y de la Zona de Angelópolis. Ejerció casi 7.3 mil millones, 37% más. Enrique tiene camino político por andar.
El PRI repitió con Blanca Alcalá, Licenciada en Relaciones Internacionales; hizo un gobierno sin aspavientos. La primera alcaldesa de Puebla trajo una imagen nueva, fresca y diferente. No hizo obras espectaculares pero ahí quedan: el Paseo Bravo y su Mercado de los Sabores. Cuidó su imagen pero no pudo controlar abusos y corrupciones en sus dependencias, sobre todo en el área de licencias de obra y funcionamiento. Algunos la critican por gris, pero lo cierto es que tiene carrera política por delante. Ejerció casi 10 mil millones, 35% más.
Nuevamente con la alternancia, ahora con una alianza de partidos, llega Eduardo Rivera, Licenciado en ciencias Políticas, la historia está por escribirse. Tendrá en sus 3 años un presupuesto cercano a los 12.5 mil millones y por lo que se ve cuenta con el apoyo por primera vez en Puebla de un gobierno estatal de su propio partido. Veremos qué puede hacer en 3 años.
En resumen: hemos tenido harta alternancia, (5 ocasiones en 15 años); nos han gobernado alcaldes de dos partidos diferentes y hoy de una alianza; el presupuesto se ha multiplicado por más de 12 veces (en términos corrientes); hemos tenido alcaldes con variedad de profesiones; nos ha gobernado ya una mujer…, pero la ineficiencia, el gran tamaño de la burocracia, la corrupción, el crecimiento desordenado de la Ciudad, la mala calidad de obras, los baches, la contaminación, la baja calidad de los servicios públicos, siguen ahí. Cierto que tenemos algunas obras de infraestructura importantes, pero hemos destinado poco para hacer crecer proporcionalmente el renglón de obras y servicios y más al gasto corriente. Creo que hemos administrado mal los recursos de la Ciudad, sobre todo ahora que son más abundantes.
Paso a las conclusiones. Mi primera tesis es correcta: la democracia y la alternancia han ido de la mano en Puebla; mi segunda tesis no se sostiene: la alternancia por sí sola no cambia de manera importante una Ciudad. Seguimos sumidos en los problemas del pasado. Entonces ¿Qué tenemos que hacer?, creo dos cosas: es indispensable empujar la reelección hasta por tres ó cuatro periodos de nuestros alcaldes y al mismo tiempo se deben crear estructuras de administración y gestión municipal honestas, profesionales y duraderas para que la Ciudad funcione cada día mejor. Una Ciudad como Puebla no se construye en tres años; esto ya lo sabía Don Juan de Palafox y Mendoza.

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